sábado, 11 de febrero de 2012

Mis huevos y yo.

Ya cayó en mi manos esta información sobre los códigos de los huevos hace muchísimo tiempo por lo que llevo años comprando solo huevos de gallinas ecológicas. Concretamente esta marca gallega.



Siempre que he escuchado a un vegano le he preguntado el porqué de no comer huevos si no matas al animal y son huevos no fecundados que ponen por instinto. La verdad es que nunca nadie me lo explicó. 

A mi amiga Claudia le dije pues no lo entiendo, me contestó pero lo entiendo yo y me dejó sin argumentos.

Me ha costado averiguar que hay detrás de la producción de los huevos. No me estoy refiriendo a las gallinas que viven en jaulas sino a las que supuestamente corretean por el campo. Aunque parece que es el estado ideal de una gallina, cuando comienzas a alejarte del especismo y empiezas a preocuparte sobre lo que hay más allá de todo eso descubres una realidad que no esperabas.  Las gallinas ponedoras  al dejar de ser productivas son sacrificadas, los pollitos machos no son útiles en el negocio de los huevos y son demasiado pequeños para el negocio de la carne por lo que son triturados a los días de nacer y la realidad que nos venden muchas veces se aleja mucho de lo que creemos.

Es por eso que me he puesto en contacto con la granjas ecológica que os mencionaba para que me respondiese a todas estas dudas y me plantease la posibilidad de visitarles para ver las condiciones en las que viven la gallinas. Ya os contaré su respuesta.






viernes, 10 de febrero de 2012

Gallinas ponedoras ( III )

Las gallinas de granjas ecológicas, con el número 0 inscrito en el huevo, se crían en libertad en condiciones óptimas de higiene, nutrición y sanidad, en un entorno sano, no masificado y protegido de la contaminación ambiental.

La alimentación de las ponedoras ecológicas se basa en hierbas, semillas, insectos y piensos de producción ecológica a base de cereales y soja.


Nutricionalmente todos los huevos son iguales, al menos según indica el Instituto de Estudios del Huevo. Sin embargo el sabor es distinto, ya que la gallina al moverse metaboliza de forma diferente su alimento: el pienso -que son cereales-, y también esta menos estresada. El resultado de las gallinas “felices” son huevos con más sabor y con las yemas más anaranjadas, como los de antes.

Los huevos de gallina campera vienen a costar el doble que los de gallina enjaulada, pero tenemos que tener en cuenta que estamos hablando de cantidades que oscilan entre 1,20 € y 3,20 € la docena. Aunque estemos en crisis, son 2 euros como máximo la docena -poco más de 10 céntimos por huevo-, y dado que las recomendaciones son 3 ó 4 huevos a la semana, no merece la pena escatimar.

Comprar huevos de gallinas en "libertad" reduce parte del sufrimiento de estos animales en vida, algo que es positivo pero insuficiente si es que queremos tratar a estos seres con el respeto y la justicia que se merecen. Sus vidas, y las nuestras, no deben ser propiedad de nadie porque ellos tampoco son simples objetos.


jueves, 9 de febrero de 2012

Gallinas ponedoras ( II )

Los llamados huevos "sin jaulas ", con el número 2 inscrito,  agolpan a las gallinas en multitudes amontonadas en un galpón. En todos los casos se les sigue cortando el pico sin anestesia, matando a sus polluelos incapaces de poner huevos, sometiéndolas a muda forzada y tratándolas como basura para atraparlas y meterlas en cajones rumbo al matadero.


Con el número 1 tendríamos a las gallinas camperas. Este método pretende recrear la imagen idílica de las gallinas escarbando en el corral pero la realidad suele ser muy diferente.

Las mismas gallinas que viven en galpones con multitudes de hasta 16.000 aves  tienen acceso al espacio de pasto al aire libre con un máximo de 2.500 aves por hectárea. Sin embargo, en unidades grandes, a menudo menos de la mitad de las aves salen regularmente afuera. Con todo, las gallinas después de un año de la producción del huevo no salen rentables por lo que generalmente se matan.



Gallinas ponedoras ( I )

La industria de las gallinas ponedoras es una industria en la que la extrema crueldad que sufren estos animales nunca se da a conocer al consumidor a la hora de comprar sus huevos. En España, la inmensa mayoría (al menos 80%) de gallinas ponedoras son mantenidas en "jaulas en batería" o battery hens; las gallinas están permanentemente encerradas en jaulas y no saldrán hasta que se mueran o que las maten. Son privadas de espacio, de cuidados médicos y por supuesto de libertad.

En estas condiciones de cría, viven en jaula unas cinco gallinas y el espacio del cual disponen es más pequeño que una hoja de papel. La rentabilidad de la explotación es mayor cuantos más animales almacena, es decir, cuanto mayor es la densidad de animales. En general, las jaulas son apiladas en cinco plantas, yuxtapuestas en estantes larguísimos para maximizar los resultados de producción.


El suelo de la jaula no es estable ni continuo, ya que toda la jaula es de rejas. Este detalle es importante: no sólo permite que los excrementos sean echados a las jaulas de los pisos inferiores, sino que además conlleva el crecimiento excesivo de las uñas de los animales en un intento para adaptarse al suelo, y esto les causa deformidades y  un dolor insoportable. A menudo, debido a la suciedad y a la alta densidad de gallinas en un espacio cerrado, los miembros inferiores se quedan pegados a las rejas debido a una mezcla de excrementos y de sustancias orgánicas (sangre, pus, etc.). Los animales permanecen así hasta que los empleados los saquen de la jaula para sacrificarlos, y en ese momento, los arrancan sencillamente de su cárcel, a la cual los miembros de los animales permanecen pegados.


Por otra parte, el hecho de que el suelo sea de rejillas impide a las gallinas satisfacer su instinto natural: estos animales suelen dedicar mucho tiempo a picotear y revolcarse en la tierra (para quitarse los parásitos), y por supuesto, este encierro forzado en zonas industriales les obliga a negar sus instintos.

En estos espacios diminutos, tampoco pueden estirar sus alas, de hecho, en algunas industrias, el problema suele resolverse mediante la reducción de las alas, en otras palabas, se les corta la mitad de las alas. Las gallinas pierden sus plumas, y son oprimidas y heridas por la constante fricción contra los barrotes de sus jaula. Cualquier movimiento o ejercicio es imposible, y además, la puesta excesiva de huevos provoca una pérdida importante de calcio que debilitan al animal, por no mencionar los tumores en su sistema reproductivo ya que la puesta de huevos es llevada al extremo. Hay que recordar que estas criaturas se ven obligadas a poner muchos más huevos que de manera natural. No, una gallina no pone huevos de forma continua, como todos los animales, lo hace sólo en determinados períodos y en cantidades muchas más pequeñas. En su estado natural, suelen producir una docena de huevos durante el periodo de puesta, mientras que en esta industria, se pasan la vida encerradas y obligadas a poner más de 300 huevos al año.

El encierro, la falta de espacio vital, el hacinamiento con sus congéneres, la falta de "comodidad" de las jaulas, las técnicas utilizadas para forzar la puesta de huevos, como el hecho de mantener constantemente a las gallinas bajo luz artificial, añadido a otros estímulos escalofriantes, hacen que su comportamiento se altere, que se vuelvan agresivas y que ataquen a sus  congéneres con el pico e incluso que lleguen a practicar el canibalismo.

Todo esto sumado a la violencia que sufren y ejercen las gallinas dentro de sus jaulas hace que los productores pierdan beneficios, y por ello, se ha extendido la práctica de la amputación del pico. Es una práctica muy cruel, ya que la operación se realiza sin anestesia o sedantes, y que requiere un corte en el hueso, cartílago y tejidos; sería como cortarle la nariz a alguien. La falta de medios por reducir los costos y la velocidad de rendimiento exigida,  hace que esta operación resulte en la amputación del pico, fuente de dolor horrible, pero que además, a veces no se "opere" correctamente. Un método que causa un terrible dolor, lesiones, infecciones, que obviamente, no son curadas o aliviadas. Inmediatamente después de la mutilación, la gallina es introducida en su jaula, donde comienza su "nueva vida": condenada a pasar su vida en prisión poniendo huevos sin parar.


En algunos casos, especialmente si el coste de reposición de animales es demasiado elevado, se induce la muda a las gallinas para extender su capacidad de puesta. Este método implica privar de comida a las gallinas por un período de hasta 18 días, mantenerlas en la oscuridad, sin agua, para producirle un choque al cuerpo y provocar un nuevo ciclo de puesta. Por lo general, durante la muda forzada 10% de las gallinas mueren, las que siguen vivas pierden hasta 25% de su peso.


Las gallinas ponedoras de batería no suelen vivir más de un año. La única vez que salen de sus jaulas también será la última: muertas o a punto de ser sacrificadas por dar un rendimiento demasiado bajo. Por otra parte, su condición física es a menudo tan pésima que no pueden ser vendidas como carne, por lo que acaban de caldo de pollo, estos famosos cubitos que todos conocemos.


Se estima que en el mundo hay unas 4.700 millones de gallinas ponedoras. El 70 al 80% están en jaulas en batería. La legislación de la Unión Europea obligó desde el 2004 a etiquetar a los huevos según el método de producción y las prohibió a partir del año 2012, permitiendo las jaulas "enriquecidas". Estas últimas, se prevé, no aliviarán en casi nada el sufrimiento de los no humanos.

Para que el consumidor conozca el proceso, los métodos por los cuales se obtienen los huevos y las condiciones de vida del animal existen unos números inscritos en los huevos. El primer número corresponde al código de cría, es decir, nos indica de qué clase de industria procede el producto.



Los huevos de gallinas criadas en jaulas en batería tienen inscrito un número 3.

miércoles, 8 de febrero de 2012

El Veganismo es saludable

No debemos tener ningún reparo a la hora de dar el paso a un modo de vida vegano, pues lo que para ellos significa su vida, para nosotros no supone más que abandonar ciertos hábitos.

El motivo por el que se puede decir esto último es que podemos vivir perfectamente sin explotar a los animales. Resulta obvio que abandonar el uso de animales no hay ningún problema en ámbitos como el entretenimiento. Y tampoco en el modo en el que nos vestimos deberíamos tener la más mínima objeción, pues cada día es más fácil encontrar todo tipo de prendas y calzado confeccionado con tejidos vegetales o sintéticos. No obstante, alguna gente se pregunta si el abandono del consumo de animales como comida puede resultar perjudicial de algún modo. Tales miedos, sin embargo, son infundados.

El veganismo ha sido defendido al menos desde principios del siglo XIX, y desde 1944 existen asociaciones veganas. Ya han nacido y vivido, pues, varias generaciones de veganos y veganas, que han gozado de buena salud. Esto debería ser, a estas alturas, una evidencia más que de sobra para concluir que el veganismo es una opción ética perfectamente sana.

Pero existen además otras evidencias, de tipo científico, que muestran que esto es así. La organización de dietistas más importante del mundo, la Asociación Estadounidense de Dietética (ADA, en sus siglas en lengua inglesa) lleva insistiendo ya desde 1980 que la idea de que el veganismo no resulta sana carece de fundamento. Lo ha hecho en una serie de informes que constituyen la fuente más fiable que podemos encontrar acerca de esta cuestión, en los que ha indicado explícitametne que las dietas veganas son saludables y nutricionalmentes adecuadas.

Tras su primer informe en 1980, esta prestigiosa organización de dietistas ha continuado estudiando el tema y aportando, con el paso de los años, más y más evidencias de que el veganismo es perfectamente saludable. En su último informe, de 2009, ha indicado de nuevo, con total claridad, que estas dietas “son apropiadas durante todas las etapas del ciclo vital, incluyendo embarazo, lactancia, infancia, niñez y adolescencia, y para atletas”.

Una condición para esto, claro está, es que nuestra dieta esté bien equilibrada. Pero ello tendría que suceder igualmente en cualquier tipo de dieta. Por supuesto, es posible seguir una dieta vegana y no disfrutar de buena salud si esta no se lleva adelante adecuadamente, lo mismo que sucede con cualquier clase de dieta. Si solamente comemos dulces nuestra alimentación no estará equilibrada, pero ocurrirá independientemente de que sigamos o no un modo de vida vegano.

Existe, por otra parte, una controversia sobre si los veganos debemos consumir suplementos de vitamina B12. No termina de estar claro de forma concluyente si es así; en cualquier caso, podemos tomar tales suplementos sin mayor problema. Muchos alimentos veganos hoy en día vienen enriquecidos, además, en este nutriente.

Es importante tener en cuenta que cuando se indica que el veganismo es perfectamente saludable no se hace porque el motivo para ser vegano sea que ello sea positivo para la salud, sino porque no es negativo para ella. La ADA ha indicado, además de lo dicho arriba, que las dietas vegana “pueden aportar beneficios para la salud en la prevención y el tratamiento de ciertas enfermedades”. Esto es relevante para esta asociación de dietistas porque su interés es la salud. Sin embargo, para no consumir animales hay un motivo básico que es el que constituyen las razones de carácter ético, basadas en el respeto a los animales y la oposición a su discriminación. Si hemos de tener en cuenta que el veganismo es saludable no es porque debamos ser veganos por salud, sino porque no cabe apelar a la salud para no ser vegano. 

El posicionamiento de la Asociación Estadounidense de Dietistas ha sido respaldado con posterioridad por otras asociaciones de especialistas de la dietética de distintos países, entre ellas la AEDN, la Asociación Española de Dietistas y Nutricionistas. Esta suscribió el posicionamiento de la ADA en el congreso de 2006, publicándose tal respaldo en la revista de medicina e investigación La Gaceta Médica.  

Debemos tener en cuenta que ni la ADA ni la AEDN son organizaciones que tengan relación alguna con la defensa de los animales. De hecho, resulta más bien al contrario, pues son asociaciones que no tiene tampoco ningún problema en aceptar el uso de animales como comida. Si organizaciones como estas, que no tienen simpatías por el respeto a los animales han hecho público un posicionamiento de este tipo, ello se debe únicamente a que ello es lo que resulta científicamente riguroso.

Craig, Winston J. & Mangels, Ann Reed, “Position of the American Dietetic Association: Vegetarian Diets,” Journal of the American Dietetic Association, 109 (7), 2009, 1266-82.
Ibid.
Ibid.
La Gaceta Médica, 175, octubre 2006, 20.

 Texto sacado de:

martes, 7 de febrero de 2012

¿Qué es el especismo?

El especismo es la discriminación de quienes no pertenecen a una cierta especie. La mayoría de los seres humanos son especistas hacia los demás animales, considerando que no deben ser respetados o que deben serlo menos que los humanos. 

Los animales podemos sufrir y disfrutar. Por ello, tenemos intereses y necesidades propios. Esto ocurre con independencia de nuestra especie. Sin embargo, a la hora de respetar a los demás, se hace comúnmente distinción radical entre los seres humanos y los demás animales. Únicamente se tiene en cuenta a los humanos, lo que supone, así, discriminar al resto de los animales. Esto constituye la discriminación arbitraria que recibe el nombre de especismo.

Quienes defienden esta discriminación emplean unos argumentos que se vienen abajo rápidamente. De hecho, muchas veces ni siquiera dan razones para ello. Simplemente asumen que podemos aceptar la discriminación de los animales de otras especies porque sí, por el mero hecho de que no sean de nuestra especie o porque siempre ha sido así. Otras veces se asume simplemente que somos más importantes. O se dice que es así apelando a supuestas razones no comprobables de ninguna forma (como hacen algunos que dicen, por ejemplo, que somos “la especie elegida”). Eso no constituye argumento alguno y no puede justificar nada. La misma lógica justificaría cualquier clase de injusticia que pudiésemos sufrir.

Por otra parte, se dice muy a menudo que solo hemos de respetar a los seres humanos porque los animales de otras especies no pueden realizar razonamientos que los humanos sí podemos hacer. Sin embargo, el hecho es que hay muchos seres humanos que no pueden llevar a cabo tales razonamientos. Esto sucede en el caso de los bebés y los niños de corta edad. Pero también en el de muchos adultos que han sufrido algún tipo de enfermedad o accidente, teniendo diversidad funcional intelectual profunda (lo que algunas veces se llama discapacidad intelectual). Así, si este argumento fuese válido, estaría justificado discriminar y explotar a estos seres humanos. Esto muestra que no se puede levantar una barrera dividiendo a los humanos y a los demás animales afirmando que solo estos últimos tienen ciertas capacidades intelectuales. El especismo no se puede justificar así.

Otras veces se dice que los seres humanos podemos discriminar a los demás animales simplemente porque no sentimos por ellos la misma simpatía que tenemos por los humanos. O porque somos más poderosos que ellos. Estos argumentos tampoco deben ser aceptados. Hay muchos seres humanos que no tienen a nadie que simpatice con ellos. Y otros que se encuentran en una situación de debilidad. Los racistas, que a lo largo de la historia han explotado y esclavizado a millones de seres humanos, también estaban en una situación de poder. Y sentían simpatía solamente por quienes tenían su mismo color de piel. Sin embargo, su actitud era igualmente injustificable. Ninguna de estas razones justifica la discriminación de los demás. No pueden servir, por tanto, para discriminar a los animales que no pertenecen a nuestra especie. No justifican el especismo.


En realidad, que alguien tenga una mayor o menor capacidad racional, o que tengamos simpatía por alguien, no es lo importante para que sea tenido en consideración moral. Lo importante es poseer la capacidad de sufrir y disfrutar. Son los seres que poseen esta capacidad quienes pueden verse afectados por los actos de otros. Por este motivo, son los animales quienes han de ser respetados.

En contraposición a esto, si rechazamos el especismo defenderemos la consideración igualitaria de los intereses de los animales. 

En ocasiones se actúa también de modo especista al favorecer a ciertos animales frente a otros aunque no sean humanos. Esto sucede, por ejemplo, si nos oponemos a que se mate a perros o gatos para su consumo como comida pero aceptamos que ello se haga en el caso de los cerdos o vacas. O si entendemos que solamente hemos de respetar a los simios. Estas son formas de discriminación especista que perjudican a los demás animales.

Nuestra sociedad seguirá siendo especista, con todas las consecuencias que ello implica, mientras no vayamos dejando atrás, cada uno de nosotros, nuestras actitudes especistas. Para conseguir esto, lo primero pasa por reconocerlas, por saber qué es el especismo y por denunciarlo como una actitud injustificable.  

Texto sacado de:
                                                                                                                  


domingo, 5 de febrero de 2012

Mi madre cree que me voy a poner a dieta.

Hoy he ido a casa de mis padres a comer. También estaban mi cuñada, mi hermano y mis sobrinos.

Como ya le había comentado a mi madre que estaba planteándome dejar de comer carne me ha preguntado que si podía comer pescado. Mi cuñada ha creído que me he puesto a dieta por lo que he tenido que confesarla que aunque buena falta me hace no era ese el motivo:

Voy a dejar de comer carne.

Todo esto ha conllevado una eterna discusión en la que informaba que no era por el sobrepeso que me acusa sino por motivos éticos por lo que iba a dejar de comer animales. Realmente parecía que si hubiera dicho que era por seguir una dieta más saludable todos se hubieran quedado conformes.

He perdido en mi primer debate.

Somos omnívoros y así ha sido siempre. Además, si no nos comiésemos a los animales habría superpoblación y acabarían comiéndonos ellos. No creo que un tigre cuando devora a una cebra tenga ningún tipo de contemplación.

Curiosa forma de aceptar como algo natural y digno el asesinato de un animal para comértelo cuando no me han dejado describir la muerte de un cerdo porque era un espectáculo muy atroz para que escuchasen mis sobrinos.

Todavía sigo comiendo animales por lo que he comido pescado en salsa. Por cierto, estaba delicioso. Sin embargo hay una parte en mí que comienza a rechazar estos alimentos. Siento que, a pesar de que he decidido hacer un periodo de adaptación e información, me estoy traicionando de alguna forma.

Cuando mi madre me ha ofrecido jamón serrano he tendido que confesar que ese sería uno de los placeres que más echaría de menos.


Bueno, eso puedes comerlo.

Mi mirada ha dado la respuesta y su mirada la contrarespuesta : no voy a tener apoyo por parte de mis padres.

Otra chorrada más de la loca de su hija.

sábado, 4 de febrero de 2012

Yo todavía como carne.

Y aunque estoy en proceso de la transformación aún estoy comiendo animales muertos. 

Vivo sola y el congelador es un cementerio. No va a entrar más cadáveres en mi casa pero, aunque paulatinamente estoy abandonando en mi dieta la carne, aún hoy sigo siendo omnívora.

Este periodo de tiempo va a servir de concienciación sobre cómo realizar el cambio. No quiero realizar un gran esfuerzo en romper con la alimentación de toda mi vida y con todo lo que ello representa para concluir con una anemia y una analítica que me obligue a comerme un buen chuletón.

Supongo que a la mayoría de las personas con una mínima sensibilidad alguna vez nos hemos planteado abandonar la complicidad en estos asesinatos pero el miedo a caer enfermos nos ha paralizado la intención. Conocemos a pocos veganos o vegetarianos y aunque  nos digan "yo estoy sano" les miramos con cierto resquemor "sí, ya, seguro"

Nada beneficiará tanto la salud humana e incrementará las posibilidades de supervivencia de la vida sobre la Tierra, como la evolución hacia una dieta vegetariana.
Albert Einstein. Físico alemán.

Es éste el motivo de la existencia de este blog. Acumular toda la información contrastada posible para no equivocarme y no tener que abandonar este camino involuntariamente. Un pequeño cuaderno de anotaciones personales que brindo a quien lo quiera leer y comentar. 

Este blog carece de pretensiones y puede que esté equivocado en muchos aspectos. No lo dudo. Me nutro de información encontrada en Internet y todos sabemos lo que eso significa . Los aspectos éticos son mi pura opinión personal, tan acertada y tan equivocada como la tuya, pero que ha de ser respetada en la misma manera que permito que se ponga en duda. 

No estoy haciendo apología. Solo cuento mi experiencia. Aún así te invito a que participes en la medida que desees porque vas a ser bienvenido siempre, con tus opiniones, dudas, críticas, argumentos, apoyos e informaciones.

viernes, 3 de febrero de 2012

La pava de Cazalilla.

Un año más, la pava no se ha librado este viernes de caer al vacío desde el campanario de la parroquia de Santa María de la Magdalena de Cazalilla con motivo de las celebraciones de la festividad de San Blas. Sin embargo, esta vez no ha llegado a manos de nadie, ya que tras un corto aleteo se ha parado en el tejado de la iglesia.

El temor de dañar la techumbre (y la presencia, habitual, de los ecologistas) ha retenido a los vecinos del municipio jiennense en el suelo, a la espera de que el animal decidiera bajar por propia voluntad.

"Esa no baja hasta que no se despeje la plaza, ¿no ves que es la misma del año pasado y sabe mucho?"
comentaban los lugareños.

Las fiestas de San Blas incluyen actuaciones, exposiciones, pasacalles y eventos deportivos, además de la misa y la procesión del Santo, tras la cual se lanza una pava viva desde el campanario para que se la quede quien la alcance, una tradición que se mantiene en la actualidad a pesar de la polémica que levanta año tras año.

Así, hace unos días, la Asociación Andaluza para la Defensa de los Animales (Asanda) anunció que estaría "vigilante" para constatar si se producía el lanzamiento y, en ese caso, interponer la correspondiente denuncia, que normalmente deriva en una sanción administrativa de 2.001 euros (el mínimo aplicable) para el joven que arroje al animal.

La multa no le quita el sueño a ningún vecino, ya que semanas antes de la fiesta se hace una colecta para pagarla entre todos y, de esta manera, no perder su fiesta, con la que consideran que no están dañando a nadie, incluida la protagonista.



La costumbre de lanzar un ave desde el campanario asociada a la festividad de San Blas, patrón de la villa, podría remontarse a finales del siglo XIX o principios del XX, cuando dos familias enfrentadas se reconciliaron al casarse, el 3 de febrero, el hijo de una con la hija de la otra.

Otra teoría, sin embargo, sitúa el origen de esta tradición en los sorteos populares con los que las cofradías de ánimas de muchos lugares de la provincia recaudaban fondos para sus fines.
Sea cual sea la versión real de la historia, lo cierto es que la tradición se ha mantenido en el tiempo, al igual que otras menos polémicas, como la utilización de roscas de pan bendecidas por el santo como remedio para curar la tos.

Noticia sacada de:
                                                                            



jueves, 2 de febrero de 2012

Ella es vegana.


Hoy le comentaba a mi madre que me estaba pensando seriamente en dejar de comer carne y me dijo : "Sí como aquella vez que me estuviste dando el coñazo y luego comías lo que te daba la gana".

Aquella vez debía tener veinte años recién cumplido y me limité a comprar un libro de recetas vegetarianas y dar el coñazo a mi madre. Ahora ha pasado mucho tiempo. Tengo la madurez suficiente para saber lo que quiero y he de ser coherente con ello.

En estos últimos meses he conocido a una chica. Ella es vegana.

No es que tenga tan poca personalidad como para conocer una chica y querer impresionarla haciéndome vegana. Tenemos una edad y ya no compramos entradas para el concierto del grupo que a ella le gusta cuando antes ni sabías de su existencia. Ni para recitar de memorias los poemas de Rimbaud y creerte intelectual. Ni siquiera para asentir cuando quieres negar. Por eso no se lo voy a mencionar. Creo que voy a evitar comentárselo a nadie. No sé porqué pero no quiero.

Ella es vegana.

Los veganos tienen una autoridad moral que termina molestando a los que, como yo, comemos muertos. Han convertido una opción de vida más que en una filosofía en una religión y, quieran o no, evangelizan sin pretenderlo. Constantemente. Supongo que ellos no están de acuerdo. Quizás simplemente somos nosotros los que nos sentimos enjuiciados con su presencia porque sabemos el sufrimiento y el dolor del que somos cómplices.

Si un hombre aspira a vivir una vida más amorosa y espiritual; su primera decisión debería ser la de abstenerse de matar y comer animales”.
León Tolstoy. Novelista Ruso.

Ella no me ha convencido de nada pero su presencia en mi vida ha hecho plantearme qué soy yo y qué quiero ser. Pone ante mí mucha información que devoro con ansia y me devora el alma. Preguntas que ella lanza al vuelo sin pretenderlo y yo cazo con ingenuidad. Ella muestra el camino y yo sola comienzo a andar.

Gracias A.